domingo, 15 de enero de 2012

Emperador Augusto (Info+Tríptico)

AUGUSTO, EL PRIMER EMPERADOR

“No poseía el genio político de Julio César, a quién ese genio acabó costándole la vida”.

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TRIPTICO LATÍN II -AUGUSTO-LUCRECIO (Click en imagen)

Augusto, el primer emperador. Anthony Everitt
Augusto es, con todo derecho, la segunda figura más importante de la historia de Roma. Y es importante remarcar segundo para situarle histórica y bibliográficamente. Augusto es el heredero y sucesor de Cayo Julio Cesar, y políticamente no cabe duda de que su figura fue mucho más fundamental para el futuro del Imperio Romano. Pero la historia y los historiadores solo han podido rendirse deslumbrados ante el brillo de su padre adoptivo. Sin duda con sobrados motivos, pero como en algún momento había que seguir con el curso de la historia,tenemos aquí esta biografía para hacerlo debidamente.

Julio César no dejó tras de sí más que su testamento y sus cenizas. Todo su programa político estaba basado en última instancia en su genio político y militar, en su inmensa auctoritas, y en el lazo personal tanto con sus tropas como con los cientos de poderosos clientes del clan de los Julios. Sus asesinos no se habían equivocado al suponer que matándole devolverían a Roma a la época anterior a su ascenso al poder. Solo se olvidaron de que esa época había sido la del caos y el desorden.
La generación de Sila y Mario había fracasado. Con César fracasó la suya. A la tercera generación de generales con ejércitos privados, la república sería la vencida en la lucha por imponer el orden en el Imperio.
El orden romano.
Es en ese mundo donde entra en escena Cayo Octavio. Cayo Julio César Octavio, por reciente adopción del Dios Julio.
Everitt traza un relato exhaustivo de la vida de Octavio Augusto agotando las fuentes existentes a nuestro alcance, y dejando claras las grandes limitaciones de las mismas:
- Tenemos un enorme caudal de información anecdótica sobre las costumbres diarias y el carácter de Augusto. Sabemos más de su dieta que de su campaña en Hispania contra los Astures y los Cántabros.
- Disponemos de abundante información, si bien políticamente sesgada, sobre su participación en las guerras civiles que le condujeron al poder.
- Carecemos de información suficiente, más allá de un cronología genérica, para detallar sus largos años de gobierno.
Con estos 3 condicionantes, Anthony Everitt traza una biografía en la que se conjuga la claridad expositiva con la amenidad, demostrando un buen estilo literario, y notable agilidad narrativa. Hay buenos historiadores y buenos escritores. Everitt tiene bastante de ambos, algo que no es tan común como sería deseable.
En cuanto al contenido, hay 3 bloques bien diferenciados:
Iº- La época anterior a la muerte de Julio César:
Aparte de los datos anecdóticos sobre su infancia y juventud, podemos concretar que Cesar procuró conocer a su sobrino-nieto cuanto le permitieron sus obligaciones. Era algo obvio, en la medida que no tenía más descendientes consanguíneos disponibles, y la pervivencia del clan de los Julios era vital. No obstante, de esto no puede entenderse una designación de Augusto como sucesor político. Solo como continuador, en un futuro relativamente lejano, del enorme poder adquirido por la Gens Julia.
IIº- Las guerras civiles:
Es la parte más detallada del libro y la más extensa, ya que es la que tiene más material en que basarse. Nos describe a un Octavio que no es un genio político y que carece de dotes militares, pero que sabe aprovechar las buenas oportunidades. Une su condición de heredero de una gran casa patricia a su origen itálico para unir a todos los italianos en un proyecto común frente a la corrupción asiática de Marco Antonio y su reina egipcia…y tiene éxito. En realidad la derrota de Antonio no le supuso demasiadas dificultades, el gran enemigo a batir siempre fue Sexto Pompeyo aliado con la falta de recursos que tantos años de guerra habían impuesto al Imperio.
IIIº- El principado:
Fuesen cuales fuesen los planes a largo plazo de Julio César, está claro que se los llevó al Olimpo con él. Cualquier programa político se hizo inviable sin su presencia ya que no había preparado mecanismo de sucesión alguno. Por esto la futura Italia uniformemente romana, regida por un líder vitalicio elegido en sucesión hereditaria, fue un legado de Augusto. En este proyecto une el populismo con el mimo a las clases altas, en las que confía para sostener la administración de un imperio cuya extensión dobla ( a pesar de presentarse así mismo como un pacifista).
Son muchas las cuestiones interesantes que plantea esta parte de la biografía, pero yo me quedaría especialmente con las siguientes:
- La evidencia de que Agripa, en sus últimos años, gozó de un poder colegiado con Augusto. Esto se demuestra con la concesión de los mismos poderes por parte del senado ( si bien no de los mismos honores, más huecos al fin y al cabo).
- La sospecha razonable de que el destierro de Julia tuvo menos que ver con asuntos morales que con un conspiración política de mucha más gravedad y alcance.
- Revaloriza la figura de Livia como una esposa querida y una figura poco controvertida. A pesar de la obsesión de Augusto por encontrar un heredero dentro de su propio linaje, no se divorció de su esposa estéril, lo que implica que debió sentir por ella un afecto profundo. Tanto que al morir decidió adoptarla para incluirla en la familia Julia. La imagen de la envenenadora sin escrúpulos de “Yo, Claudio” le resulta totalmente ajena, pero eso no implica que no fuese una mujer de enorme inteligencia y capacidad.
En conclusión, no solo un título necesario para completar una bibliografía raquítica en castellano, si no un buen libro sobre Roma. Totalmente recomendable.

Fuente: http://www.hislibris.com/augusto-el-primer-emperador-anthony-everitt/
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